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Este blog es un blog sobre videojuegos, pero no un blog que intente ir de "pro" ni en el que quiera ir de "listillo" sino simplemente un blog en el que hablo sobre los juegos que, por una u otra razón, hayan quedado en mi recuerdo, aquellos que definieron mis gustos en este hobby y aquellos que pudieron haberme marcado. Aquí no hay guías, puntuaciones ni trucos, solo puro amor por los videojuegos y algún que otro recuerdo medio enterrado en la memoria, tampoco hay roms ni enlaces de descarga, para eso ya hay otras página.

domingo, 9 de junio de 2013

V-Rally































    Los juegos de conducción ya me gustaban desde el Spectrum, juegos como Crazy Cars, Hotrod, Buggy Boy, Chase H.Q. u OutRun fueron los primeros con los que empecé a forjar mi habilidad al volante virtual, pero no sería hasta la llegada de la 32 bits de Sony cuando los juegos de carreras me metieron de verdad la velocidad en las venas, los polígonos, unidos a las distintas técnicas de texturas y a la iluminación, más o menos, a tiempo real, le dio un vuelco al género. Mi Psx y un juego de carreras, nada mejor para pasar una tarde lluviosa.
    VR no fue el primer juego de carreras que jugué en Play Station, ya habían pasado por mis manos el genial WipeOut y el divertido Destruction Derby pero sí que fue el primero de rallies, como la mayoría de mis primeros juegos de Psx, el VR con el que me hice era en versión platinum, cosa que valió la pena ya que esta versión traía algunas novedades con respecto a la versión original, incluido un coche nuevo.




Casi parece que va a aparecer de la espesura un T-Rex.



    Me apetecía tener un juego de rallies la verdad, el Colin McRae estaba casi a punto de salir pero yo tenía cierta prisa y el VR estaba a un precio mas que aceptable, barato barato. Me hice con el y la verdad es que no me arrepiento.
    Ya lo he dicho más de una vez en este blog y con diferentes juegos, que malos gráficos escondían buenos juegos. Con VR vuelve a suceder, aunque a medias.
    VR no poseía unos gráficos espectaculares, al menos los vehículos. Estos apenas recordaban a los modelos reales en los que se basaban, tenían texturas bastante planas y nada de "enviroment mapping", esos reflejos en cristales y carrocería que ahora nos parecen tan naturales. Los circuitos en si tenían un mejor aspecto, con sombreados y texturas más que aceptables, los circuitos nevados son, posiblemente, los peor parados y, paradójicamente, los que más me gustaban.  




Para jugar en dificultad difícil antes debías desbloquearla.


    VR no era un juego realista, ni en su conducción, bastante arcade, ni en el propio concepto del juego.     VR presentaba una competición, dividida en carreras puntuadas en las que tendrías que correr contra otros tres coches. Parecen pocos, pero en un rally se corre contra el reloj... y tampoco hacían falta más contrincantes.
    Como es de esperar, en VR lo único importante es correr más que tus rivales y llegar el primero y aún así poseía varios modos de juego, Arcade, Championship, el inevitable Time Trial y un modo Vs para dos jugadores, no tenías como aburrirte sobre todo si jugabas con un amigo a ver quién de los dos daba más vueltas de campana.
    Jugando  en el modo Championship conseguías desbloquear el nivel Hard, con más circuitos y pistas lo que en total sumaba un número bastante elevado, cosa que me agradó, teniendo en cuenta los antecedentes no esperaba tal cantidad de circuitos. 
    Los diferentes niveles estaban inspirados en lugares reales España, Córcega e Inglaterra por poner un par de ejemplos teniendo todos ellos tres o cuatro circuitos, por ese motivo algunos circuitos son muy parecidos entre si, evidentemente para que haya cierta sensación de estar en ese país en concreto aunque no sé yo hasta que punto son realistas los circuitos.
  
   


España aportaba al juego tanto un nivel completo como un vehículo, el humilde Porsche 911.



    En cuanto a coches el número no era tan elevado como con los circuitos aunque al menos eran reales y daban para tener dos categorías, de dos y de cuatro puertas siendo los primeros mucho más manejables por su menor potencia. Ni que decir hay que siempre se corría contra coches del mismo tipo, faltaría más.
    Antes dije que VR no era realista en la conducción, cosa que me daba igual ya que soy un fanático de la conducción arcade, pero lo que sí me fastidiaba era la extraña física del juego. 
    Mi hermano y yo teníamos una broma privada, cada vez que nuestro coche volaba dando vueltas de campana decíamos; "ya he tropezado con una colilla". En la mayoría de los juegos de carreras había que tener cuidado con los posibles obstáculos del camino para no chocar o provocar un ocasional vuelco. En VR había que esquivar las flores del camino para no acabar dando veinte mil vueltas de campana... bueno, quizá he exagerado, pero no demasiado. Digamos que había que tener una técnica de conducción mínimamente pulida, pero pulida en el Campeonato Mundial.




España=playa... parece que nadie conoce Castilla y León, por poner un ejemplo.



    Aunque pudiera parecer una queja en realidad no lo es, aunque en un principio salieras volando al más mínimo contacto solo era cuestión de tiempo y de depurar nuestra habilidad, poco a poco nuestros tiempos iban mejorando y nuestros rivales iban pareciendo más fáciles. Y si eso no sucedía siempre nos quedaba el Time Trial.
    Si nuestra escasa habilidad nos impedía avanzar en el modo Campeonato o el Arcade podíamos entrenar en el modo Time Trial, ahí podíamos familiarizarnos con los circuitos y aprender a manejar nuestro coche, así como experimentar con las distintas opciones de personalización que el juego nos ofrecía. Tras la primera vuelta, y si teníamos la opción activada, aparecía el coche fantasma que no era ni más ni menos que nuestro propio coche en nuestra mejor vuelta. Puede parecer una tontería pero tenerlo activado nos motivaba a superarnos a nosotros mismos... y también bastante gratificante al pasar bien una curva mientras el coche fantasma se estampaba de frente.





    ¡Es mi coche y lo piloto como quiero!.

 Aquí una de las primeras pruebas de vuelo de la Agencia Espacial Europea, los ingenieros eran Españoles, evidentemente.





A los guiris les gusta mucho los rallies, o eso parece.







La conducción en VR era bastante exigente para ser arcade, si nos pasábamos de frenada podíamos acabar mirando en dirección contraria. Y si cogíamos cualquier desnivel a una velocidad inadecuada nuestro coche salía volando.












    VR poseía una gran variedad de circuitos y superficies, tierra, nieve y asfalto por ejemplo pero la cosa no terminaba ahí ya que había carreras nocturnas y carreras con distinta climatología. Todo eso dotaba al juego de una gran variedad con lo que era prácticamente imposible aburrirse, une todo eso al modo de dos jugadores y la diversión está más que asegurada.





Y ahí estamos, en la parrilla de salida.




    Como es de esperar, en el modo Championship lo importante era puntuar en cada carrera intentando llegar en el mejor puesto posible, cosa bastante complicada en un principio ya que además de tener que enfrentarnos a unos circuitos en los que el más mínimo error nos hacía volcar, nuestros rivales parecían sacados de una película de terror, si por casualidad ibas bien colocado y tenías la mala suerte de rozar el borde de la pista, lo cual solía terminar con un vuelco, el piloto que viniera detrás tuyo te daría un golpe a toda leche haciendo que el ligero vuelco se convirtiera en una serie interminable de vueltas de campana.



A pesar de su antigüedad los gráficos no estaban nada mal.

    
    
    Los circuitos nocturnos, la lluvia, la nieve, los saltos locos, los pilotos asesinos... todo eso que podría parecer grandes defectos son en realidad las grandes virtudes de este juego, ya se sabe que a más frustrante sea un juego mayor es la satisfacción una vez dominado. VR no es imposible ni mucho menos, pero exigía una gran concentración por parte del jugador, desbloquear los distintos niveles y batir nuestros propios récords siempre nos anima a jugar otra vez y teniendo en cuenta la cantidad de circuitos que dominar teníamos juego para rato. Tal vez no tuviera tantos coches como Gran Turismo, ni el realismo de Colin McRae pero VR despertaba en mí unas ansias de mejorar mi pilotaje que no volvería a sentir hasta Midnight Club 3. Gráficos aceptables, los de los circuitos son bastante buenos, pocos coches pero reales, gran número de circuitos y variadas condiciones climatológicas... lo dicho, pocas veces un simple CD valió tanto la pena.




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