Bienvenidos

Este blog es un blog sobre videojuegos, pero no un blog que intente ir de "pro" ni en el que quiera ir de "listillo" sino simplemente un blog en el que hablo sobre los juegos que, por una u otra razón, hayan quedado en mi recuerdo, aquellos que definieron mis gustos en este hobby y aquellos que pudieron haberme marcado. Aquí no hay guías, puntuaciones ni trucos, solo puro amor por los videojuegos y algún que otro recuerdo medio enterrado en la memoria, tampoco hay roms ni enlaces de descarga, para eso ya hay otras página.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Final Fantasy VII








    Si digo Hironobu Sakaguchi y Nobuo Uematsu, aquellos que entiendan algo de videojuegos sabrán enseguida de qué estoy hablando. Ni más ni menos que de Final Fantasy. Sakaguchi es el creador de la saga así como co-fundador de la propia Square, y Uematsu fue el encargado de la banda sonora durante la mayor parte de la saga dotándola de alma y dándole una ambientación perfecta.

    Como se puede desprender de este blog, mis géneros favoritos de videojuegos eran los de lucha y los de naves, seguidos por los shoot em up, por eso no esperaba demasiado de este juego que se autodenominaba RPG, ya que como buen jugador de rol tradicional sentía cierta aprensión al rol «digital», no sabía lo que me esperaba.



Escena dramática donde las haya, amiga secuestrada siendo golpeada y una bomba a punto de estallar matando a cientos de personas... y todo con esos muñequitos de apariencia inofensiva.


    Cuenta la leyenda que el primer Final Fantasy se llamó así porque iba a ser el último juego de una Square al borde de la extinción, pero que el éxito del juego fue tan abrumador que sacó a flote a la empresa y se convirtió en una de las sagas más prolíficas en el mundillo «videojugueril» con alrededor de una veintena de juegos contando los FF «oficiales» los «Tactics» y los «Spin-off». Pero hoy no nos centraremos en toda la saga, sino en uno de los más exitosos, para algunos es el mejor, pero para mí fue el más importante ya que no solo fue el primer FF que jugué sino que, además, fue el primer RPG japonés que probé, lo que condicionó lo que ya, desde entonces, debía esperar de un juego de este tipo en el futuro y, poniendo el listón, bastante alto.
    Cuando tuve la caja de FFVII y que finalmente compraría, me fijé en que la caja era especialmente gruesa y mirando la parte trasera leí que, el juego, traía ¡3 discos!, más uno de regalo con una «demo» del FFVIII. Decir que, mi FFVII, era de edición platino, y el FFVIII estaba ya casi a puntito de salir, había visto fotos que me habían alucinado del FFVIII en una revista que un amigo me había dejado y tenía mucha curiosidad sobre como sería aquel FFVII, así que, como tenía dinero, pasé por caja todo contento y corrí a mi casa a probar el jueguecillo.

    La música del principio (el tema principal de toda la saga)  me puso la piel de gallina al instante, jamás había escuchado algo tan bueno en un videojuego. La secuencia de inicio me dejó alucinado. Los escenarios, pese a ser en 2D me encantaron, así como los gráficos durante los combates... pero aquel muñequito de pelo puntiagudo que parecía más un muñeco de Lego que un personaje digno de una gran aventura. hizo que se me cayera el alma al suelo, y peor fue al ver que así eran todos los personajes del juego... muñecotes de Lego que hacían como que eran chicas guapas o tipos duros, miré con cierta decepción la caja del juego y vi que así era como debía ser, que no era un fallo de mi consola.
    Sí, fue un poco decepcionante, porque en aquella época aún no me informaba demasiado sobre los juegos de mi nueva PlayStation, daba por supuesto que todos sus juegos debían poseer gráficos portentosos y ser juegos impresionantes, y ver aquellos muñequitos, que no se parecían en nada a las estilizadas figuras de Rinoa, Squall y compañía, a punto estuvo de hacer que dejara el juego en la estantería para no jugar más... pero decidí darle una oportunidad, por algo debía llamarse Final Fantasy VII, algo debía de tener para haber alcanzado aquel sorprendente número de «secuelas».

    Gracias al Dios de los videojuegos que insistí. A la postre resultó que esos personajillos achaparrados tenían su gracia. Sus animaciones y gestos eran divertidos y el argumento del juego, enrevesado y lleno de giros, hacía que te concentraras tanto en la historia que te daban igual esos gráficos, y los personajes tenían tanto carisma que, a la larga, esos muñequitos conseguían hacerse un hueco en nuestro corazón.



El presidente Shinra en persona.


    ¿Hace falta que explique algo de este juego?, ¿Que hable de Cloud y de su confundida mente?, ¿de Tifa y sus enormes... aptitudes para la lucha cuerpo a cuerpo?, ¿de Barret y su puño-pistola?, ¿de los «Ancianos», la «Materia», el «Highwind», la crianza de «chocobos»?... ¿Sephiroth?. Yo creo que no, pero aún así, comentemos algunas cosillas.
    Final Fantasy VII era un RPG japonés, lo que quería decir que tenía una historia oscura y complicada combinada con unos gráficos infantiloides y cierto humor ácido en algunas ocasiones. Aunque había diversos minijuegos y búsquedas secundarias, el desarrollo de la historia era lineal, así como el avance de los personajes, a los que "sólo" podíamos personalizar con un arma y armadura, más un accesorio y, casi lo más importante, las materias. A parte de ello, también teníamos las diversas «fuentes», objetos difíciles de obtener y que aumentaban una característica en particular en +1 a un solo personaje.
 La historia, enrevesada como pocas empezaba cuando Cloud llegaba a Midgar en tren dispuesto a poner una bomba en un reactor mako... sí, suena muy extraño todo, sobre todo porque nos parece que provocar «atentados» no es digno del que sería héroe de la historia, pero claro, resulta que el mako se sacaba de la energía vital de la Tierra y que de tanto sacar mako la Tierra estaba empezando a morirse y... ya dije que el argumento era enrevesado.
                                                 

                                                                               
Los efectos de las magias te dejaban lelo.



    Por no extenderme durante cientos de páginas solo diré que Cloud y el resto de personajes se embarcan en una aventura de proporciones épicas... que ingenuo fui al pensar que todo el juego se basaría tan solo en destruir los reactores. Cavernas oscuras, casas encantadas, bosques malditos, enemigos de pesadilla... todo eso y mucho más esperaba a los personajes, y lo que es más importante, a mí.
    El juego me enganchó de verdad cuando Aerith se une por primera vez al grupo, la manera en que insinuaba cosas que luego saldrían a la luz, lo divertido de tener que buscar un vestido para Cloud y, sobre todo, el mercado muro y Midgar en general, que siendo sinceros, me recordaba ciertamente al «Patio de los desperdicios» ya que había una relación similar entre sus habitantes y «los de arriba». Además, la ambientación del juego en general, la manera de presentar la historia, el carisma de los personajes... todo estaba tan lejos de cualquier cosa que yo hubiera podido haber visto antes que me absorbió totalmente, y a medida que el juego avanzaba la cosa incluso mejoraba.
    Tenía uno de los villanos más carismáticos de la industria, una cantidad de lugares para explorar increíble y suficientes magias como para aburrir a cualquiera, así como una cantidad de enemigos impresionante, cada uno con sus puntos fuertes y débiles, pero lo mejor de todo eran los personajes principales. Cada uno tenía su propia historia y sus motivaciones para embarcarse en la aventura y que no era un simple «me uno a ti para luchar contra el mal».



Adivina a qué monstruo normal convirtieron en jefe en el remake...



    El sistema de combate era perfecto, aunque me dejó un tanto desconcertado al principio, acostumbrado a los juegos de acción en tiempo real no entendía porque Cloud no atacaba inmediatamente después de darle una orden, pero una vez entendías las reglas, el sistema me pareció perfecto, y la existencia de la Materia dotaba al combate de una estrategia y profundidad pocas veces vista.
    Para los que no conozcan el juego, en FFVII no había mucho equipo en realidad, solo había lugar para un arma, un armadura y un accesorio (colgantes y cosas así). Tanto las armas como las armaduras podían poseer ranuras, desde ninguna hasta ocho y en esas ranuras podíamos poner una pieza de materia, y aunque suene exagerado, la Materia lo era TODO en el combate. La materia eran unas bolitas fabricadas de mako y que cada una poseía un poder en particular, las había de varios colores dependiendo de su tipo, verde si eran de magia, fuego, rayo y así. Amarilla si era de tipo «comando», algún tipo de habilidad que se podía utilizar en combate, como por ejemplo «Robar». La Materia azul era de apoyo, y que solo tenía efecto al estar enlazada con otra, una era la llamada «Todos» cuyo efecto hacía que la magia a la que estuviera enlazada podría afectar a todos nuestros enemigos en pantalla o a nuestro grupo si era una magia de cura, la Materia de invocación era roja.
    Un detalle en cuanto a la materia era que para poder enlazar dos materias se necesitaba un arma o armadura que tuviera ranuras enlazadas entre si, solo se podían enlazar materias de dos en dos, pero si se era listo se podían acumular efectos, pero como esto de el enlace de Materia es algo complicado prefiero no meterme en ello en profundidad.



Una niña trabajando en un bar... típico de Japón.



    Los fondos del juego eran imágenes 2d prerenderizadas, cómo en Resident Evil, por ejemplo, y de un detallismo y una belleza que en ocasiones te daban ganas de meterte en el juego para disfrutar de la cama del hotel o de sentarte a comer en un sucio restaurante... bueno eso quizás no, pero digamos que los fondos eran de lo mejor del juego y que aunque los personajes en 3D no les hacían justicia si se movían por ellos con total libertad dando cierta sensación de 3D, ya que las diferentes pantallas podían ofrecernos diferentes ángulos de un mismo lugar, igual que sucedía en Resident Evil, que también tenía personajes 3D en fondos 2D.

    Decir que Nobuo Uematsu es un buen compositor es quedarse corto muuuy corto, FFVII es uno de los juegos con una de las mejores bandas sonoras de la historia, dejando piezas míticas que todo melómano debería conocer. Todas las melodías tenían un aire melancólico y triste, encajando en la idea de un mundo moribundo, tan solo un par de temas se salían un poco del patrón y eran evidentemente aquellas con aire de urgencia y las de los combates, destacando el tema de lucha con Jefes y el tema de Jenova pero sobre todo One Winged Angel, el tema de la lucha final contra el malvado Sephiroth. uno de los temas más grandes jamás escuchado en un videojuego.



Un... meadero, por decirlo así.


    El apartado técnico del juego era impecable, con efectos sonoros acorde a la acción y sus gráficos espectaculares, al menos en los combates, el juego podía recordar más a una película interactiva que a un videojuego, pero en el buen sentido claro. Poseía algunas de las escenas CGI más impresionantes de la época, echándose de menos tan solo que los personajes se movieran con un poco más de fluidez en ellas y que no hablaran, cosa esta última no sucedería hasta FFX, el primer FF para la negra de Sony.
    Los fondos 2D eran bastante detallados, cómo ya he dicho, no así el poligonal «mundo exterior», o sea el propio planeta. Una vez que salíamos de Midgar por primera vez, accedíamos al Mundo, el único escenario tridimensional por el que nos podríamos mover libremente  Los fondos durante los combates también eran poligonales y perfectamente ambientados según donde fuera el combate, pero en él nuestros personajes se movían solos. A lo que iba, en el mundo exterior había ríos, montañas, islas y cualquier accidente geográfico que cabiese esperar, pero se veía ciertamente vacío y con pocas texturas, sobretodo si lo comparas con los otros FF que salieron para la Playstation. Aún así seguía habiendo suficientes lugares para explorar y para juegos secundarios, como por ejemplo el Fuerte Cóndor.
    Como en casi todos los FF, podías grabar en el mapa del mundo, y en FFVII en particular podías usar un teléfono móvil para cambiar de personaje, lo que lo hacía uno de los más libres en ese sentido.



El primer combate de Aerith y debe pelear sola... será el karma.



    Una de las pocas cosas malas de este juego fue algo que me dio bastante rabia porque en el fondo no era culpa de juego en si, sino de aquellos que se ocuparon de traducir los textos, y es que FFVII posee el dudoso honor de tener una de las peores traducciones al castellano de todos los tiempos. No se como sería en hispanoamérica, pero si nuestros hermanos de idioma tuvieron que soportar esa misma traducción los compadezco... un simple ejemplo, ¿Quién que haya jugado este juego a fondo no reconocería la expresión «Allé voy»?. Eso es solo un ejemplo, es lo que dice Cloud cada  vez que participa en las batallas del Gold Saucer, y teniendo en cuanta los premios que se consiguen ahí es una expresión que teníamos que soportar en muchas ocasiones, pero eso era lo de menos ya que al fin y al cabo era una expresión sin más, pero es que la pésima traducción hacia que en ocasiones fuera difícil entender lo que querían decir los personajes, otro ejemplo, justo antes de ir a por el segundo reactor mako, al hablar con Tifa ella decía «ahora yo me marcho», o algo así cuando en realidad debería decir «ahora yo también iré» o algo similar porque ella se unía al grupo en aquel momento. También había momentos en los que se le cambiaba el sexo a alguno de los personajes, como cuando Cloud le dice a Aerith (personaje femenino) «creía que estabas PREPARADO», sí, todo un desastre teniendo en cuenta la cantidad de texto que tenía el juego y su importancia para entender la historia. La traducción era tan mala que, realmente, se hacia bastante difícil de entender la historia en algunas ocasiones, pero como estos fallos no eran digámoslo así, cosa del juego, a la larga hasta te daba igual, incluso cuando se colaba alguna «Ç» en lugar de una vocal acentuada.



El interior del segundo reactor.



    Ya he hablado de los enemigos, de su cantidad y variedad, jamás había visto tanta imaginación a la hora de diseñar monstruos, vale que algunos estaban inspirados en monstruos mitológicos tales como dragones, pero había una gran cantidad de ellos originales, incluso barcos fantasma que nos atacaban con un remo... sí, con un remo. Los diversos enemigos poseían diferentes ataques algunos de los cuales podíamos aprender si poseíamos la Materia amarilla «Habilidad Enemiga» y habiendo entre ellas algunas de las técnicas más fuertes del juego. Siempre había que tener cuidado con las fortalezas y debilidades de los enemigos a la hora de equipar las Materias o de utilizar magia ya que algunos podía absorber el daño de cierto elemento o eran débiles a otro sufriendo así más daño del normal. Otros podían dormirnos, envenenarnos o convertirnos en piedra o rana, todo ello evitable equipando la materia con inteligencia.



La nena del Centro es Cloud... sí, no es broma.



    Antes no quise entrar en profundidad en el enlace de Materia, pero no creo que pase nada si doy una ligera explicación.
    En un principio colocar una Materia no tendrá ningún efecto especial en nuestro personaje a excepción de las Materia que nos aumenta los PG o los PM y otras que hacen que, aleatoriamente, el personaje con cierta materia, proteja a sus compañeros de los ataques enemigos. La materia de magia también aumentaba ligeramente los PM máximos y bajaba los PG, pero poco más, sin embargo podíamos convertir nuestra espada normal en una espada elemental de fuego haciendo daño adicional a los enemigos débiles a este elemento. Para ello solo debíamos poner en nuestra espada una materia Fuego en una ranura enlazada a otra con una Materia llamada «Elemento Añadido» y si hacemos eso mismo pero en la armadura ganaremos resistencia al elemento enlazado.
    Otro enlace interesante (y básico) era el de «Efecto añadido», funcionaba igual que el anterior pero en este caso se enlazaba con una magia de estado, tipo veneno, pequeño, rana y cosas así. Haciéndolo con inteligencia, y suficiente Materia podías colocar a un enemigo en los estados, rana, dormido, pequeño, confuso, envenenado... de un solo golpe, el combo terminaba utilizando «Caballeros de la tabla redonda»... abuso donde los haya y que solo servía para echarse unas risas ante tal despliegue de medios.
    La Materia formaba una de las partes más importantes del juego, un personaje sin Materia solo podía atacar y utilizar el inventario, nada más, tan importante era que cuando en cierta ocasión nos arrebatan la Materia que hubiéramos conseguido hasta ese punto, nos entraban ganas de matar a todos los directivos de Square. La Materia, al igual que los personajes iban subiendo de nivel, tras ganar un combate se nos daban unos cuantos AP que servirían para que nuestra Materia subiera de nivel dándonos acceso a magias mas poderosas, cuando una Materia alcanzaba el máximo nivel se dividía dándonos otra de su mismo tipo del nivel más bajo, aquello era muy útil, si vendías un par de Materia «Todos» te hacías millonario, literalmente.
    Había muchas formas de obtener Materia, era algo que se consideraba normal en la ambientación del juego, algunas las podías comprar en las tiendas de las diferentes ciudades, otras las podías encontrar tiradas por el mundo, algunas te las daban algunos personajes durante el juego, el propio Sephiroth nos arrojaba una, y otras las podíamos ganar jugando en el Gold Saucer... el Gold Saucer, solo por esto ya valía la pena jugar a este juego.



Sí, suena mal, muuuy mal



    El GS era un parque de atracciones, llegábamos a él por primera vez persiguiendo a Sephiroth, pero luego podíamos acceder a él libremente, ya fuera pagando entrada o comprando el abono de por vida, esto último era lo recomendable ya que deberíamos entrar muchas veces si queríamos completar el juego al 100%. En el GS había diferentes atracciones, una de las más entretenidas era la montaña rusa con disparos... sí, eso. Era una montaña rusa en la que durante el trayecto podíamos disparar a decenas de objetivos y que según nuestra puntuación final recibiríamos un premio. También poseía un completo «Salón Recreativo» donde podríamos jugar a algunos de los diversos minijuegos con los que nos encontraríamos a lo largo de la historia, como podría ser la persecución en moto o el combate submarino, pero el mejor era el juego tipo Snow Boarders, ya que poseía un par de circuitos desbloqueables así como un modo «contrareloj», también había un juego de lucha tipo Tekken jajajajajajajaja, me río porque era supersimple, con los feotes gráficos del juego simulando ser hologramas, más tarde, en un juego llamado Legend od Legaia y del que seguramente hablaré aquí, imitaron ligeramente el Gold Saucer, también pusieron un juego de lucha pero lo hicieron mucho mejor ya que utilizaron los gráficos del juego sacando a diferentes monstruos... y ya hablaré de ello en su momento.



Todos tenemos un límite... Tiene gracia porque Cloud está a punto de... Bah, da igual 



    Lo mejor del GS era que cada vez que jugábamos a uno de esos juegos se nos otorgaban puntos, y estos puntos los podíamos gastar en cosas bastante interesantes.
    Aparte de los mencionados juegos, el GS poseía un «Centro de Batalla», donde debíamos luchar contra diversos enemigos utilizando un solo personaje, tras cada combate se nos podía dificultar el combate siguiente con un handicap aleatorio que podía ser desde no poder utilizar magia a bajarnos algunos niveles, aunque con un poco de suerte no nos pasaba nada, en  esos casos podíamos sentirnos muy afortunados. Podíamos abandonar tras cada combate, quedándonos los puntos que tuviéramos, puntos que se acumulaban y que servían para comprar algunas de las cosas más importantes para el juego.
    He dejado lo más complicado para el final... las carreras de chocobos. Los chocobos son esos pájaros enormes que sirven de montura y que son habituales en la saga. En el GS podíamos correr con ellos o limitarnos a apostar en las carreras, siendo más atractiva la primera opción.
    Para poder competir debíamos capturar al menos un chocobo, a ser posible uno bueno ya que de ello dependería nuestras posibilidades de ganar... aquí el motivo por el que el resto de FFs me decepcionaron con los chocobos.



Esta es la entrada a la biblioteca pública.


    En FFVII no solo podías correr con los chocobos sino que ¡podías criarlos!, podías conseguir chocobos cada vez más rápidos y resistentes y no solo eso, si los criabas con inteligencia podías obtener chocobos de color, lo que te proporcionaba acceso a lugares inaccesibles de otra forma ya que algunos podían cruzar ríos o montañas. El mejor de todos era el chocobo dorado, para él el único obstáculo era el cielo. No entraré en como conseguir tal chocobo, hay decenas de guías por la red y este no es un blog de trucos ni guías, A medida que nuestro chocobo ganaba carreras iba subiendo de categoría donde los contrarios eran más duros y los premios mejores.
    Sí, el Gold Saucer tenía mucho que ofrecer, y solo era una pequeña porción de todo lo que ofrecía el juego.






 En ocasiones los "meaderos" tenían oscuros secretos... literalmente.










 La misteriosa Jénova, uno de los enemigos recurrentes del juego, aunque en cada encuentro nos sorprenderá con diferente forma y ataques. La cabeza se la arrancó Sephiroth en un ataque de uuuum, cordura.














 Hojo y sus extraños experimentos biológicos, lo mismo le valdría cruzar una nutria con un bacalao... sí, su intención era la de crear "noseelqué" cruzando a Aerith con Nanaki, que tipo más divertido.








     A parte de los ataques «normales» los de Comando, tipo Golpe x2, Fulminar, etc, las magias y las invocaciones, nuestros personajes poseían aún otros ataques para librarse de sus enemigos, los denominados «Límites».
    Cada personaje poseía una barra que se iba llenando con cada golpe enemigo, y al llenarse podíamos utilizar el ataque límite de ese personaje, y digo «podemos» porque si así lo deseábamos podíamos guardar el ataque para más tarde, lo malo de esto es que el comando Límite sustituía al de Atacar, por lo que si queríamos guardar el Límite debíamos utilizar alguna de las otras opciones de ataque disponible.
    Había cuatro niveles de límite, con dos ataques en los tres primeros. El primer Límite de todos se nos regalaba, cuando utilizáramos ese primer Límite cierto número de veces se nos concedía el segundo Límite del nivel en el que nos encontrásemos. Para conseguir el primer Límite de un nivel superior debíamos de matar con ese personaje una cierta cantidad de enemigos, lo cual se conseguía más rápidamente enlazando alguna magia con Todos y acabando con grupos de varios enemigos. Para poder utilizar los diferentes niveles de Límite, y poder conseguirlos todos, debíamos seleccionarlo en el menú, pero había que tener en cuenta que solo tendríamos a nuestra disposición los Límites del nivel elegido, y que la barra de Límite se vaciaría con cada cambio, por suerte podíamos cambiar las veces que quisiéramos. Los Límites finales de cada personaje no se conseguían del modo anteriormente dicho, había que buscarlos, y algunos de ellos eran bastante difíciles de encontrar.

    Y por no alargar (aún más). La historia, la música, los personajes, los gráficos, los minijuegos... la crianza de chocobos, todo eso se unía para formar una de las obras de arte más grandes jamás vista por el hombre, y pensar que por aquel entonces aún había gente que pensaba que los videojuegos eran «cosas de críos». Juegos como el FFVII eran dignos no solo de estar en cada estantería de todo aquel que tuviera una Playstation, sino en cada casa de todo aquel que le gustase este tipo de juegos. Puede que no fuera perfecto, que podría haber tenido mejores gráficos y una mayor dificultad, en algunos tramos bastaba con subir unos cuantos niveles para avanzar sin más, pero aún así seguía siendo una obra maestra, llegó a calarme tanto que cuando jugué a FFVIII, con mejores gráficos y escenas CGI me dejó un poco frío ya que poseía una historia más simple, un sistema de magias patético y de los chocobos ni hablamos.

    Final Fantasy VII llegó a mi vida en un momento difícil, tras una mudanza inesperada e indeseada en la que me alejé de todos mis amigos creando uno de los momentos más oscuros de mi vida, debido posiblemente a ello, vi a esos pequeños montones de polígonos como auténticos amigos, amigos de esos que nunca fallan, amigos que iban creciendo y mejorando como personas a lo largo de la historia, por eso caló tanto en mi una de las muertes más triste de la historia de los videojuegos, la muerte de Aerith era tan terrible e inesperada que casi estuve a punto de abandonar el juego, ya que era mi personaje favorito, pero vengar su muerte me hizo continuar y llegar hasta la épica batalla final, debiendo enfrentarme por el camino a los Turcos, a Hojo, a la distintas Jenova, Heidegger, a las Armas, tanto Rubí como Esmeralda... todos esos enfrentamientos a muerte hicieron que este juego se me metiera por dentro como ningún otro, sin que me importase la pésima traducción ni algunos fallos menores, todo daba igual ante la grandeza del «Todo», la saga Final Fantasy había entrado en mi vida, cambiando para siempre mi concepción de lo que debía ser un buen videojuego. Entró en mi vida para redefinir mis gustos y hacerme "crecer" como "gamer", y con esto y un bizcocho... Pos eso.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Tienes algo interesante que decir?. Recuerda ser educado y respetuoso.