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Este blog es un blog sobre videojuegos, pero no un blog que intente ir de "pro" ni en el que quiera ir de "listillo" sino simplemente un blog en el que hablo sobre los juegos que, por una u otra razón, hayan quedado en mi recuerdo, aquellos que definieron mis gustos en este hobby y aquellos que pudieron haberme marcado. Aquí no hay guías, puntuaciones ni trucos, solo puro amor por los videojuegos y algún que otro recuerdo medio enterrado en la memoria, tampoco hay roms ni enlaces de descarga, para eso ya hay otras página.

sábado, 8 de julio de 2023

Dragon Valor




 No es ningún secreto que Namco fue una de las compañías que más, y mejor, apostó por la primera PlayStation. Creo que en alguna ocasión comparé la relación de esas dos con la que tenía Rare con Nintendo, y aunque no eran casos idénticos, sí es cierto que la asociación de ambas compañías japonesas nos dio muchas alegrías a los poseedores de una PlayStation, desde ports de arcade casi perfectos a juegos originales de consola que, en ocasiones, incluso superaban a los juegos de arcade (como el magnífico Ridge Racer Type 4). Pero Namco no sólo nos dio juegos de lucha y de carreras, también nos trajo juegos de ése género que, a la postre, se acabaría convirtiendo en mí género favorito, los RPG, y no, esta entrada no trata sobre ningún juego de la saga "Tales of... ", sino de un juego bastante menos conocido llamado Dragon Valor... Y no sé porqué hago esta aclaración si lo veréis en el título.
 Yo, personalmente, soy muy quisquilloso con el término RPG (y más aún con el JRPG), por lo que no llamaría RPG a éste Dragon Valor, ni siquiera ARPG. Lo catalogaría más bien como un juego de acción y aventuras, de hecho, es casi un beat-em-up magnificado, pero como diría Jack el destripador, vayamos por partes.
 Dragon Valor es un juego diferente a lo que yo esperaba, tanto por parte de Namco como del género al que decía pertenecer. Cuando lo compré ya había jugado varios RPG, de calidad además, por lo que tenía ciertas expectativas. De hecho, recuerdo perfectamente como le comenté a mi hermano que, los gráficos, parecían estar entre Final Fantasy VII y Legend of Legaia (de ambos he hablado ya en el blog), vamos, que no iba virgen. Me pillé el juego porque me encantó la caja en si, las ilustraciones que traía, la trama; que parecía girar en torno a los dragones y, sobre todo, porque era de Namco, y en aquella época, Namco significaba calidad en el 99 % de las ocasiones... Y aunque el juego no iba a ser lo que yo creía, calidad no le faltaba.


Nuestro prota poseía múltiples movimientos


 El juego traía dos discos, pero eso era algo a lo que yo ya estaba acostumbrado, dos CD me parecían hasta poco. Ambos discos tenían un bonito serigrafiado (la versión que me compré fue la de salida, no la Platinum, que los CD no estaban serigrafiados) que me gustó mucho, de hecho, junto con los de Resident Evil 2, fueron mis favoritos.
 Al comenzar a jugar, lo primero que me chocó fue lo lento de las escenas. Al ser un, supuestamente, RPG, el juego tenía diversas cinemáticas (con el motor del juego), pero por alguna razón, ésas escenas se desarrollaban muy lentamente, incluso las que precedían a un combate importante. Esa lentitud, en parte, se debía a la escasa velocidad a la que aparecían los textos (aquí no hay voces), y a la imposibilidad de acelerarlos (a ver si lo vuelvo a probar para ver si las escenas se podían saltar). Aunque en dichas escenas se te contaba la trama, la historia era bastante simple, y eso que abarcaba varias generaciones (ya hablaré de ello), pero eran escenas bastante torpemente realizadas en algunas ocasiones, y muy lentas, como digo. Pero bueno, por fortuna, dichas escenas son una ínfima parte del juego.
 El juego en si cuenta la historia de una estirpe de matadragones conocidos como Dragon Valor. La historia comienza dramáticamente cuando un dragón ataca la aldea de nuestro PRIMER protagonista, matando a Elena, la hermana pequeña del prota y al Dragon Valor actual, poseedor de una espada mágica capaz de acabar con esos monstruos. Clovis, el primer prota (y mi favorito), cogerá el relevo del Dragon Valor y buscará vengar a su hermana y a su aldea... Eso es sólo el principio. La aventura de Clovis le llevará a luchar con variados tipos de enemigos, desde murciélagos y perros asesinos a soldados con hachas gigantes y... Sí, dragones, que serán siempre la guinda del pastel de cada héroe.
 ¿Por qué hablo en plural de los protagonistas?, pues porque tendremos que manejar a varios protagonistas a lo largo del juego. Dependiendo de nuestras acciones, en cada aventura, conoceremos a diferentes chicas, y según lo que hagamos, acabaremos casados con una u otra. Dependiendo de quién acabe siendo nuestra esposa, en el siguiente capítulo manejaremos a un protagonista u otro. Es algo que ya se había hecho antes, aunque yo por entonces no lo sabía y me pareció tremendamente original. Además aumentaba la rejugabilidad del título para ver a los diferentes protagonistas. De todas maneras, suena mucho mejor de lo que es, porque en realidad no tenemos ninguna elección real durante el juego, ir a un lugar en lugar de otro, podía suponer un cambio en tu esposa, por lo que o te buscabas una guía o jugabas muchas veces hasta ver qué acción era la que lo cambiaba todo. Y lo peor es que, la "historia", te la contaban con puro texto entre capítulos, por lo que, en realidad, no llegabas a empatizar con tus "esposas", ya que sólo salían un par de veces por capítulo. Pero bueno, nos aguantábamos porque era todo una excusa para tener varios protas, que es lo que importaba.


Más grande no significa siempre mejor...


 Y bueno, hablemos un poco del gameplay, que se me está haciendo tarde. Dragon Valor, como juego de acción magnificado que era, poseía mecánicas de combate en tiempo real. Podíamos realizar varios tipos de ataque, desde ataques aéreos (no confundir con ataques en salto, que también los teníamos a nuestra disposición), hasta ataques mágicos de diferentes elementos. También podíamos bloquear ataques, siendo este un juego de Namco, el bloqueo se realizaba si no pulsábamos ningún botón en el momento del ataque enemigo (como en Tekken). La agilidad de nuestro protagonista le permitía saltar incluso graduando la altura dependiendo del tiempo que tuviéramos pulsado el botón de salto. Además, también teníamos salto doble. Podíamos caminar agachado para caminar entre huecos pequeños, correr e incluso hacer un "dash". Todos esos movimientos podían combinarse con el botón de ataque con diversos resultados, siendo algunos ataques más efectivos contra ciertos tipos de enemigos.
 Aunque el juego era totalmente poligonal y su jugabilidad era 3d, en realidad, la jugabilidad estaba más cercana a la de los viejos beat-em-up de las recreativas que a la de juegos 3d de la época. Y eso era debido a que siempre (o casi siempre) teníamos la misma cámara. Una cámara que se iba moviendo con nosotros siempre desde un ángulo muy similar. La cámara sólo cambiaba de ángulo en las cinemáticas, aunque también es cierto que en los combates contra jefes podía variar un poco. Y aunque esto pudiera parecer un defecto, en realidad no lo es, ya que el juego posee también una buena dosis de plataformeo, y la perspectiva lateral es la mejor a la hora de calcular los saltos. Y a veces es hasta beneficioso para el diseño de los niveles, ya que el jugador no se perderá tan fácilmente como en otros juegos.
 La mecánica principal del juego es el combate, eso ni se discute, pero tiene cosillas que luego veríamos en juegos posteriores. Normalmente, al empezar una zona, llegaríamos a un lugar en el que tendríamos que acabar con ciertos enemigos. En la esquina inferior izquierda nos saldría el número de enemigos a derrotar, sólo al matarlos podremos seguir. En ocasiones, habrá puertas o barreras que nos impedirán el paso pero se abrirán al derrotar a los enemigos de la zona. Como buen beat-em-up que es... Ups, en ocasiones encontraremos cajas que podremos destruir. En dichas cajas podíamos encontrar objetos para luego venderlos (sí, podíamos vender y comprar cosas). También podíamos encontrar objetos curativos de diferentes tamaños que podían rellenarnos la vida o la magia, libros de magia que nos otorgaban la habilidad de lanzar un tipo de hechizos, monedas, o incluso objetos para mejorar nuestra salud o magia máxima. A pesar de, se supone, ser un RPG, aquí no encontraremos armas y armaduras, de hecho, casi podría decirse que la verdadera protagonista es nuestra espada. Ésta no sólo va pasando de generación en generación, sino que además es lo que le da nombre al juego.


Como cuando en Dragon Ball contaban un chiste malo


 Dragon Valor, con sus gráficos aparentemente simplones, tiene algunos enemigos de diseños interesantes, pero los que se llevan la palma son los dragones, en plural. Cada protagonista, en su aventura, acabará teniendo que enfrentarse a un dragón, el cuál siempre actuará desde las sombras en un principio para luego mostrarse como el villano detrás de todo. Y generemos dragones de muchos tipos y con los que tendremos que utilizar diferentes estrategias. Tendremos el típico dragón escupefuego, pero también tendremos dragones con varias cabezas y con diferentes habilidades y poderes. Además, el terreno donde deberemos luchar siempre será diferente, por lo que cada enfrentamiento será único. Y ahí es donde Dragon Valor explota. Su sistema de combate es simple pero efectivo, las diferentes habilidades de nuestros personajes se realizan de manera muy intuitiva. Para lanzar magias, por ejemplo, basta con pulsar el botón círculo, eso sí, sólo podremos tener una magia seleccionada, y para ello sólo hace falta entrar en el sencillo menú, donde también podremos ver los diferentes objetos encontrados.
 Los combates con los dragones son el punto más alto del juego, complicados y con diferentes habilidades harán que tengamos que observarlos y aprender sus ataques para encontrar puntos débiles... Y en este caso lo digo literalmente, no me refiero sólo a encontrar ventanas de animación en las que podamos atacar sin miedo, no. Cada dragón tendrá una parte del cuerpo donde le haremos más daño, pero no sólo eso, incluso podemos interrumpir ataques, haciendo los combates mucho más fáciles. Por ejemplo, el punto débil del primer dragón es la cabeza (muy original y sutil), pues si le golpeas ahí repetidamente con golpes en salto, no sólo le harás más daño, sino que al quedar aturdido le podrás dar varios golpes "gratis" y no dejarás que utilice sus golpes más peligrosos. Eso sí, debes ser rápido, estos bichos hacen mucha pupa. A jugadores acostumbrados a mecánicas modernas, éstos combates podrían resultar incómodos en un principio, la cámara, aunque sigue a nuestro personaje, tiene un movimiento limitado y no gira, pero en realidad, resulta bastante cómodo, siempre tenemos una vista amplia de la zona y siempre veremos a nuestro enemigo, ¿Cuántas veces en juegos de cámara libre hemos perdido de vista durante un segundo a un boss y eso nos ha costado el combate? (sí, Dark Souls II, te miro a tí), pues eso aquí no pasa.


Nuestro primer dragón


 Aunque gran parte de la jugabilidad se basa en el combate, también hay cierto espacio para la exploración, aunque no esperéis nada parecido a Skyrim, y cierto plataformeo. Lo cierto es que, al contrario de lo que pudiera suponerse, nuestro personaje responde muy bien en ése aspecto, siempre tendremos margen de error, y los saltos más complicados no llegan a resultar injustos por culpa de la cámara o el control. La cámara no pasa de correcta, aunque es cierto que, en las cinemáticas, en ocasiones muestran ángulos y encuadres interesantes (aunque nada digno de un Óscar).
 El apartado técnico es correcto, aunque los gráficos parezcan muy simples, en realidad tienen texturas relativamente complejas, sobre todo los protagonistas, claro. La música, algo que siempre me sorprende en los juegos de Namco (no siempre para bien), es de hecho bastante buena. Me gustaría detenerme un poco en el modelado de los protagonistas. Más arriba dije que, en su día, me parecieron una mezcla entre los de Final Fantasy VII y los de Legend of Legaia, pero aunque es cierto que es lo que dije en su día, la verdad es que es injusto. Como digo poco más arriba, los personajes de éste juego tienen texturas relativamente complejas, más que los de los dos juegos mencionados, cuyas texturas eran planas o muy, muy simples. Además, el propio modelado es también superior, con más polígonos y más estilizados, todo más acorde con un juego de acción. Los fondos en si quizás fueran el punto más flaco del juego, pero eso ea más debido a las limitaciones de la consola que a otra cosa. Recordemos que, aunque en su día nos sorprendiera, las capacidades 3d de la primera PlayStation eran bastante limitadas, tanto en número de polígonos en pantalla como en la calidad de las texturas. aún así, el juego se las arreglaba para darnos unos escenarios muy interesantes y variados, por lo que no nos aburriríamos fácilmente en ese sentido. Los enemigos eran también muy variados, desde los sencillos murciélagos hasta guerreros con armaduras pesadas y bestias salvajes, y cómo no, diversos siervos de los dragones, que serán de los enemigos más imponentes que veremos en el juego. Cada tipo de enemigo tenía sus debilidades y fortalezas, y aprenderlas era imperante para sobrevivir, sobre todo en niveles superiores.
 Como ya he dicho, yo veo este juego más como un Streets of Rage con dragones más que como un RPG, pero aún así, nuestros personajes encontrarán diversos objetos que le ayudarán a progresar, y no me refiero a las pociones, los libros de magia y demás, sino a objetos que aumentarán la vida o magia del personaje en cuestión... lo cual no es que sea precisamente el colmo de la originalidad ni de la personalización de personajes, cosa que, aquí, ni existe. Lo que veis, es lo que hay. Pero a pesar de la simpleza de la parte "RPG" del juego, lo cierto es que se hacía muuuy divertido, por aquella época yo echaba mucho de menos los juegos "de hostias", y Dragon Valor vino a llenar un poco el vacío que mi corazón de jugador de arcades sentía por aquellos años. Era muy divertido luchar contra aquellos enemigos, tener que recordar y utilizar correctamente las diversas técnicas de ataque, saber utilizar la magia, etc. Lo cierto es que se sentía como una aventura de verdad, y el hecho de poder "tener hijos" y que las historias estuvieran conectadas era un plus muy interesante, que ya digo que no tenía ninguna profundidad realmente, pero seguía teniendo su puntito, ya que por cómo está contada la historia, podía darse el caso de que al "pasar la antorcha", alguno de los protagonistas muriese, por ejemplo.


Una de las posibles primeras novias


 Llegados aquí, debo decir que este es de esos juegos que mi hermano disfrutó más que yo (como sucedería más tarde con Residente Evil 4 o Final Fantasy XII), y aunque yo le eché mis buenas horas, mi hermano sí que le dio varios "loops" para intentar encontrar a las diversas esposas, y yo disfrutaba como un idiota viéndolo jugar (cosa que no pasaría, por ejemplo, con RE4... lo siento, no soporto dicho juego). Aunque lo jugué menos, como digo, lo disfruté mucho, recorrer aquellos bosques y castillos repletos de enemigos extraños y poderosos era muy satisfactorio. Uno de los pocos "pero" que lo podría poner al juego es que no poseía un mundo tipo Final Fantasy. El movimiento entre niveles se realizaba en un mapa estático, como pasaba también en Grandia (y en más juegos), y ahí decidías a dónde querías ir. Desde ese mismo mapa podíamos acceder a las tiendas, donde podíamos vender las cosas que no quisiéramos (o sea, casi todo) o comprar pociones y poco más, ah, sólo podíamos guardar en dicho mapa... y al acabar un nivel, ya sabéis, así era la "old school".
 Aún diciendo que el juego me gustó bastante, debo reconocer, como llevo diciendo todo el rato, que como RPG se me hace flojo, podrían haber puesto armaduras, y que estas se "heredasen", más armas... qué cojones, estamos hablando de los creadores de Soul Calibur, podrían haber hecho que la Dragon Valor (la espada) cambiara y se adaptara a cada nuevo personaje... pero bueno, tampoco le vamos a pedir peras al olmo. Eso sí, la "narrativa" era horrible, con escenas súper lentas y contando el final de cada capítulo con puro texto. Pero bueno, aún con sus defectos, Dragon Valor es un juego a tener muy en cuenta, divertido, con acción, combates memorables y una banda sonora bastante buena, me pareció muy buena compra y no puedo por más que recomendarlo, así que ya sabéis, probadlo. Y con esto y un bizcocho... no se... hace demasiada calor para comer bizcocho. Pos eso, jugadlo, hasta la próxima.


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