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Este blog es un blog sobre videojuegos, pero no un blog que intente ir de "pro" ni en el que quiera ir de "listillo" sino simplemente un blog en el que hablo sobre los juegos que, por una u otra razón, hayan quedado en mi recuerdo, aquellos que definieron mis gustos en este hobby y aquellos que pudieron haberme marcado. Aquí no hay guías, puntuaciones ni trucos, solo puro amor por los videojuegos y algún que otro recuerdo medio enterrado en la memoria, tampoco hay roms ni enlaces de descarga, para eso ya hay otras página.

martes, 18 de septiembre de 2012

Sonic the Hedgehog






    Mi primera consola fue la Mega Drive, esa negra de Sega, creo que ya lo he comentado «un par de veces», ¿y cual es el personaje estrella de Sega?, Sonic.
    Sonic vino con mi consola que aunque venía con cuatro juegos tres de ellos venían en un mismo cartucho, Sonic no, el juego del erizo azul venía en su propia caja, supongo que sería por el respeto que la mascota de la compañía se merecía.
    De los cuatro juegos que traía mi consola Sonic era el más nuevo, y eso se notaba, tenía un colorido llamativo y una animación excelente comparada con los otros tres (Golden Axe, Streets of Rage y The Revenge of Shinobi), pero lo mejor de todo era la velocidad que el erizo era capaz de alcanzar y que dotaba a aquel juego de plataformas de una jugabilidad distinta a lo que los juegos de ese tipo solían ofrecer. Seguían habiendo plataformas entre las que saltar, y trampas de pinchos y simas repletas de lava, pero además había loopings increíbles y saltos imposibles.
    ¿El erizo o el fontanero?, no quiero crear polémicas, reconozco que el italiano de Nintendo es el personaje que más videojuegos ha vendido en el mundo y que seguramente su número de seguidores será mayor que los del erizo azulado, pero a mí, por alguna razón, me caía gordo. No sabría decir si era por el bigote o por esa gorra roja, o que simplemente no me gustaba el sprite del personaje, me caía gordo y punto. La cosa llegó tan lejos que me horroricé hasta el borde del colapso cuando supe que el pack de la Snes, consola que era la que en un principio me quería comprar, traía todos los «Marios» pero claro, ¿Qué iba a traer, la saga completa de Phantasy Star?. Así que aunque en un principio no sentía ninguna simpatía en especial por ese erizo azul sí que lo preferí. Ya no solo al personaje sino al estilo del juego, yo ya estaba harto de plataformas lentos, en algunos casos desesperantes, mis experiencias con el Spectrum me habían dejado cierta marca en ese sentido, así que la velocidad de Sonic me pareció refrescante, incluso mareante al principio.



        
El primer, y colorido, nivel de Sonic.


             

    Dicho esto no se si continuar, todo el mundo conoce a Sonic y al Dr Robotnik y su maldita manía de convertir a los animalitos del bosque en violentos y salvajes robots. Pero bueno... quizá no sea malo recordar aquellos viejos tiempos... al fin y al cabo de eso se trata en este blog ¿no?.

    Sonic era un juego de plataformas de Sega, creado por el elocuentemente llamado «Sonic Team», pero no era un juego de plataformas «típico» ya que no solo se trataba de saltar de plataforma en plataforma, que había que hacerlo bastante ¿para qué vamos a mentir?, pero la velocidad del juego influía, y mucho en el desarrollo del juego.

    Lo primero que me sorprendió del juego fueron sus gráficos coloridos y luminosos, lejos de los oscuros y casi tétricos gráficos que poseían los tres juegos que acompañaban a Sonic en el pack de mi consola. El tamaño de Sonic también era considerable y la suavidad y velocidad del scroll de pantalla me pareció envidiable.
    El sistema de juego no era en realidad nada del otro mundo, plataformas por todos lados y enemigos robóticos que destruir, aunque como ya he dicho la velocidad del personaje era enorme y eso influyó a la hora de diseñar los niveles del juego. Aunque eran enrevesados dentro de lo que cabe, algunos niveles, sobre todo los primeros, podían completarse simplemente utilizando la velocidad del protagonista. Corrías hacia delante, rodabas para coger velocidad, aprovechabas una pendiente para dar un salto de decenas de metros y casi sin darte cuenta terminabas el nivel, aunque claro, eso era desperdiciar el juego.
    Una cosa que tenía cierta originalidad era la recolección de anillos. No la recolección en si, sino el hecho de que poseer al menos un anillo nos proporcionaba cierta protección ante los enemigos. Ya que el más mínimo roce con un robot o una bola de fuego o con una trampa de pinchos acarreaba la perdida de una vida, era de agradecer la ayuda de los anillos. Al ser golpeado los anillos salían despedidos en todas direcciones haciéndonos retroceder de un salto, tras lo cual teníamos unos escasos segundos para recoger todos los anillos que pudiésemos, aunque difícilmente los podríamos recuperar todos. Los anillos podían protegernos de casi todos los peligros, exceptuando el aplastamiento, las caídas al vacío y el ahogamiento.
                      
 
       
Robotnik en su primera aparición.

                                                                                                 

    Los niveles, sin llegar a ser realmente originales, si estaban bien diseñados y proporcionaban suficientes desafíos para mantener al jugador entretenido, y suficientes lugares secretos para explorar.
 Había lugares en apariencia inaccesibles hasta que se encontraba el lugar correcto por el que saltar, en ocasiones teníamos que abrirnos camino rodando para romper la roca y así «construirnos» un atajo. Aprovechando el diseño del personaje y su velocidad había niveles que recordaban una maquina «pinball» en los que Sonic debía rebotar como si de una bola de acero se tratase. También había niveles que tenían alguna de sus partes sumergidas, para mi estos eran los más angustiosos porque Sonic podía ahogarse y porque no podías aprovechar su velocidad. Sea como sea el juego era una locura jugable repleta de saltos imposibles y loopings de vértigo.




Las fases de bonus eran bastante mareantes.



 Los enemigos eran variados aunque todos eran animales «robotizados», me parecía bastante curioso que tras destruir un robot con forma de piraña un conejito saliera de su interior y corriera huyendo. De todas formas la cantidad de enemigos no era demasiado alta y acabar con ellos no suponía más que dar un simple salto contra ellos o rodar hacia él.

    El juego también tenía su buen número de ítems recolectables que esta vez venían en forma de monitor, en cuya pantalla podíamos ver el ítem en cuestión.
 Podíamos obtener unas zapatillas rojas, lo que nos proporcionaba cierta velocidad extra durante un corto espacio de tiempo, un escudo protector que nos salvaría de un solo golpe, lo que nos haría salvar la vida o no perder los anillos que poseamos. También podíamos encontrar algo así como una nube de estrellas que nos daba inmunidad total durante pocos segundos, la inmunidad era tal que los enemigos morían con solo tocarlos y podíamos caminar sobre pinchos, eso sí, un ahogamiento o un aplastamiento y perdíamos una vida.
    En otras ocasiones podíamos encontrar un monitor con la cara de Sonic, con lo que ganábamos una vida extra, o monitores con anillos.                           

    Anillos, anillitos dorados y brillantes, si Sonic era la estrella del juego los anillos eran la «estrella invitada», todos los niveles estaban repletos de ellos, tanto a nivel del suelo como en el aire, en lugares inaccesibles, en monitores... habían anillos por todas partes y no era para menos, los anillos eran la vida de Sonic, si recolectabas cien de ellos obtenías una vida extra, cosa que podías hacer en todos los niveles, solo en el primero habían más de 200 anillos y contando un par de monitores con vida extra hacían 4 vidas que nos podíamos llevar para el bolsillo, pero claro, eso implicaba explorar todo el nivel y no conformarnos con completar el nivel en 35 segundos.
    Cada fase se componía de tres niveles, al final del tercero nos esperaba Robotnik con alguna de sus malvadas creaciones, divertidas y curiosas pero no demasiado difíciles de matar la verdad. Tras cada batalla nuestro enemigo escapaba para volver a atacarnos en el siguiente fin de fase.



Anillitos y un robotito.



    Sonic tenía fases de bonus, unos laberintos extraños y repletos de anillos y en los que debíamos encontrar las esmeraldas desaparecidas para así poder ver el final «completo» del juego, que la verdad no merece el esfuerzo, para acceder a esos niveles debíamos llegar al final de un nivel normal con al menos 50 anillos y entonces encontraríamos un anillo gigante dentro del que deberíamos saltar. Una vez en el nivel debíamos intentar encontrar la esmeralda. El nivel de bonus era un pequeño laberinto que iba girando y en el que debíamos controlar no a Sonic, sino más bien "su caída", intentando que no tocase ninguna de las salidas ya que entonces terminaba el nivel y perdíamos la oportunidad de coger la esmeralda.

    El juego era divertido, muy divertido, saltar y recolectar anillos nos podía tener entretenidos un buen rato, lo único malo que se me ocurre es que no tenía sistema de guardado, claro que el juego lo podías completar en un rato sí, pero en ocasiones tenías que dejar una partida «perfecta» solo porque debías salir con tus padres. De hecho en siguientes juegos de Sonic se habilitó la posibilidad de guardar... siguientes Sonics. A este juego le salieron tantas continuaciones que sería acsi imposible enumerarlas todas, y no solo en las consolas de Sega, porque desde que Sega decidió dejar de fabricar consolas Sonic llegó incluso a las consolas de su rival Nintendo, ya fueran portátiles o de mesa. Sonic pasó de ser un puñado de sprites 2D a puñados de polígonos en 3D, también salieron juegos más orientados a los pinball que quizá no fueran del gusto de todos los aficionados.
 Como mascota de Sega, Sonic propició la aparición de todo el «merchandasing» que tan magno honor merecía, incluidas algunas series de dibujos animados de las que mejor no hablaré.




Los trampolines nos impulsaban a alturas inalcanzables.




    Sonic me encantó ciertamente, y ninguna de sus continuaciones me llegó tan profundamente, ni siquiera con la posibilidad de transformar a Sonic en SUPERSONIC llegó Sonic 2 a convencerme del todo, ni los personajes nuevos que fueron apareciendo tampoco, para mí el primer Sonic fue el mejor, tal vez por la razón más ingenua y sencilla de todas, porque fue el primero.

 Jugadlo por favor, incluso yo he jugado a algún que otro juego de Mario, aunque solo fuera para probarlo.







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