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Este blog es un blog sobre videojuegos, pero no un blog que intente ir de "pro" ni en el que quiera ir de "listillo" sino simplemente un blog en el que hablo sobre los juegos que, por una u otra razón, hayan quedado en mi recuerdo, aquellos que definieron mis gustos en este hobby y aquellos que pudieron haberme marcado. Aquí no hay guías, puntuaciones ni trucos, solo puro amor por los videojuegos y algún que otro recuerdo medio enterrado en la memoria, tampoco hay roms ni enlaces de descarga, para eso ya hay otras página.

sábado, 21 de enero de 2012

Cabal.





    Shooters en tercera persona que se juegan en una pantalla estática en la que aparecen enemigos desde el fondo y de los laterales de la pantalla... hay "varios", Cabal no fue el primero ni el último, pero si que fue el que más me marcó ya que lo jugué en mi añorado Spectrum.
    Como sabrá aquel que ya tenga cierta edad, Cabal era una recreativa creada por Tad, una compañía no demasiado prolífica al parecer ya que solo conozco dos juegos más de ellos, y son Toki, y Blood Bross, que es algo así como una segunda parte no oficial del juego que tenemos hoy entre manos, he de añadir que mirando el listado de juegos del MAME esta lista se amplía en... ejem, dos. No se a que se deberá esa escasa producción, y como en este blogg se trata de hablar de los juegos que me marcaron y no de las compañías, pues no profundizaré en el tema.
    Centrémonos, Cabal es un shooter, un juego de tiros, de ambientación bélica, digo esto porque Blood Bross. está ambientado en el lejano oeste, tú eras un soldado que debías atravesar diversos escenarios hasta terminar con cierta cantidad de enemigos, solo podías moverte por el fondo de la pantalla sin poder avanzar por la pantalla y había una barra que se iba llenando a medida que matabas enemigos o destruías tanques o edificios del escenario, algo que lo hacía bastante novedoso, al menos para la época claro.






La cosa esa de la izquierda es un helicóptero, y las cosas esas redondas son sus proyectiles... pégales un disparo y desaparecerán.




    Los niveles estaban formados por cuatro pantallas, en este caso literalmente, y tras llenar la barra de la cuarta aparecía un enemigo especial, ya fuera un tanque enorme o un submarino, que ya me dirán como metieron un submarino en un pantano pero bueno, eso es otra historia.
    La sencillez era la principal virtud del juego, hasta el movimiento, que al principio te hacía sentir casi claustrofobia por no poder moverte nada más que de izquierda a derecha, se convertía en virtud una vez te acostumbrabas, ya que si eras rápido de reflejos no tenías por qué esquivar todos los disparos, ya que podías destruirlos disparándoles tú.... sí, bastante peliculero pero muy práctico cuando te encontrabas totalmente acorralado.



En exclusiva el baile de San Vito, lo realizabas al completar un nivel.






Si, es el modo "demo" últimamente vagueo bastante.



    Los ítems se limitaban a las granadas y a alguna que otra ametralladora, en caso de conseguir un arma más potente cambiaba el tamaño y la forma de nuestro punto de mira dándonos además mayor potencia de fuego, pudiendo destruir un tanque o un edificio con un par de ráfagas.
    Los enemigos aparecían en diferentes planos de altura, siendo los de la zona superior más pequeños para dar cierta sensación de profundidad, y aunque normalmente se limitaban a cruzar la pantalla hasta que los matabas o salían de ellas, en ocasiones bajaban un nivel, aunque normalmente morían antes, y aunque en el fondo puede recordar un poco a juegos como Space Invaders la jugabilidad no tenía nada que ver, ya que había enemigos por todas partes que se movían independientemente, te atacaban con disparos y granadas, aparecían tanques...vamos que tenía bastante más acción que el clásico de Taito.
 De gráficos no andaba demasiado bien, la verdad sea dicha, los soldados eran meros monigotes y los tanques y aviones eran... pasables, los fondos eran feotes y de escaso colorido, pero es que todo eso te daba igual una vez que cogías el joystick para echar unas partiditas, una vez que te acostumbrabas al control y aprendías a disparar a las granadas y proyectiles tal como si de un enemigo más se tratara los gráficos te parecían lo de menos.

    Como mandan los cánones, los primeros niveles son bastante sencillos, en un par de partidas puedes llegar con facilidad al primer jefe, un helicóptero de dos hélices y que parece que tiene varios cañones en los laterales... cosas de la vida. Poco a poco la dificultada va aumentando, los enemigos en pantalla se vuelven más numerosos y agresivos, los lanzadores de granadas se vuelven más peligrosos que los niños de las carrozas en la cabalgata de reyes de mi pueblo, tienes que ir aprendiendo cuando esquivar y cuando destruir un disparo enemigo para hacerte sitio en la pantalla, porque recuerda que solo puedes moverte por el fondo. En la mayoría de escenarios hay rocas o bidones que te sirven de escudo aunque solo aguantan un simple disparo, por lo que siempre es buena idea protegerlos por si te pronto te ves en un apuro.
    Aunque los soldados no son demasiado variados si que es verdad que los hay de varios tipos, están los soldados normales, que se limitan a dispararte, los granaderos, que lanzan... vacas con los rulos puesto y haciendo crucigramas... es broma, lanzan granadas. También hay submarinistas, estos eran más estáticos que el resto de soldados ya que se limitaban a sacar la cabeza del agua, dispararnos una vez y volvían a hundirse si no los matábamos antes. En la recreativa había también una especie de «comando especial», al que debías disparar varias veces ya que parece que esquivaba los disparos dando volteretas o algo de eso, al acabar con él dejaba caer una granada para que la cogiésemos, un detalle curioso era que al matarlo salían un par de sanitarios para recogerlo.




¿El faro y la casa?, un par de granadas y a tomar por ****.


    Yo diría que lo que más me llamó la atención de este juego era la interactividad con los escenarios, dicho de otra manera, todas las cosas que aparecía en ellos se podían destruir. Cada vez que empezabas una pantalla esta aparecía repleta de elementos tales como casas, faros, hangares y diversos edificios y estructuras menores que en principio podían parecer simples adornos, pero tras unos cuantos disparos se veía reflejado el daño en ellos, y si les seguíamos disparando acababan por derrumbarse, lo que hacía subir bastante la barrita para pasar de nivel, sí, igual que en el «panic mode» de Superpang, y como además dejaban caer items que aumentaban nuestra puntuación salía rentable.




Al principio de cada niel se nos mostraban las pantallas que debíamos atravesar, así como una imagen del jefe.




    Como dije al principio el juego fue versionado para el Spectrum, versión que fue la que más jugué ya que me salía más barato, apenas me costó quinientas pesetas el juego original (unos tres euros), lo cual hoy me parece casi gratis teniendo en cuenta la de horas de diversión que me dio ese juego.
 He de decir, que la versión de Spectrum era bastante decente, tenía un colorido aceptable en los fondos y la cantidad de enemigos en pantalla se acercaba al original, yo lo pondría entre las diez mejores conversiones de aquel pequeño ordenador, aquel que haya jugado un bodrio como el Final Fight en Spectrum sabrá lo que es una conversión mal hecha, fondos monocolor, niveles con tres o cuatro enemigos en total, lentitud exasperante... parece que en lo único que se concentraron fue en meter los enormes gráficos del juego en el humilde Spectrum cuando yo me habría conformado con algo parecido al Target Renegade.
    Pues lo dicho, una recreativa sencilla y sin complicaciones pero muy entretenida, sobre todo jugando de dos, aunque Blood Bross. le supera en casi todo no se puede negar que Cabal me tiene el corazón ganado, juegos como este amortizaban la compra de un Spectrum.





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